EL FOGUERER.



Querido diario, me he enamorado. Fue verlo procesionar con su traje de foguerer, pañuelo al cuello, chaleco bordado con motas de oro, y aquellos colores berenjena y ceniza, y luciendo mantón al hombro como los bandoleros, que sufrí una palpitación rompe sujetadores inusual para mi karma. Este gitano playero tiene que ser mío. ¡Con qué garbo movía el sombrero de ante, dios mío!, y en pleno Junio, con la que cae.

Lo he seguido hasta la foguera Carrer Sant Vicent, esquina con Manuel Antón. Parece que está muy implicado por que todo el mundo lo saluda y lo felicita como si hubiera ganado algo. Mañana mismo me apunto al torneo de parchís que organiza una de sus barracas.

Mejor no, debo pensar otra forma de aproximación más sofisticada, tengo que averiguar más cosas de mi futurible, qué pie gasta, dónde tiene las cosquillas, en qué lado le gusta dormir de la cama, si me aburrirá con teorías económicas para paliar el hambre en el mundo, o será el típico niñato imbécil envuelto en hombre de calvicie prominente que no sabe hacer nada. Está gordo,¿y qué?, más sorpresa se llevará cuando haga grande en mi boca su pajarito, ya sabes, querido diario, que eso me vuelve loca, y sepa mi hombre que posee en su anatomía aparato reproductor, al menos al contacto, por que está claro que con esa prominente barriga encallada, hace años que no se divisa la proa.

¡Mira!. Qué mas da, este bombón me lo quedo aunque se me derrita en el bolsillo.
Mañana mismo al campeonato de parchís, a pagar la cuota, y a conocerme el barrio.
Buenas noches, querido diario.







Querido diario, el amor de mi vida se llama Eduardo y está casado con otra mujer, hoy la he visto pasear colgada de su brazo como si sujetara una reliquia. No es rival. Nadie se quiere durante tanto tiempo, está demostrado científicamente, mas, se comprende el asidero por la delicada salud por la que parecía atravesar el carcamal.
Eduardo, Eduardo, prepárate para lo que se te viene encima.
Por cierto, me han eliminado a las primeras de cambio del torneo de parchís. He de decir en mi favor, que estaba más pendiente de mi calvito, que de contarme veinte.
Mañana asistiré temprano a la parrillada de sardinas y tal vez, pueda tropezar algunas palabras con él.
Buenas noches, querido diario.










Querido diario, no tengo suficiente entendimiento para expresarte lo feliz que me siento, nunca me he reído tanto con un hombre, y no lo digo por su tartamudez chocarrera, sino por lo afilados de sus comentarios hacia la vida en general. De cualquier tema tiene un chascarrillo mi amado Eduardo. Creo que le he hecho tilín. Después del almuerzo hemos ido juntos a la presentación del llibret de la foguera y me he sentido una más entre todos los vecinos, hemos quedado mañana para la mascletá nocturna, a la cual me ha dicho que acudirá sólo por que su esposa padece una grave dolencia y necesita mucho reposo. Esa bruja caerá pronto y pienso mojar con pan la albondiguita que me toca.
Buenas noches, querido diario.








Querido diario, no sé como masticar este filete de sentimientos de categoría B.
Eduardo es un cobarde, y no lo digo por que estuviera bajo mi regazo durante toda la mascletá con el pretexto de que le asustaba demasiado el ruido, lo digo por aplazar lo que la naturaleza tiene por inevitable. Prefiero un gatillazo que una evasiva.
¿Habré sido demasiado lanzada? ¿Por qué sitúan en los teclados tan difíciles de pulsar los signos de interrogación? Desde luego dan ganas de no hacerse más preguntas.
Si Tarzán llama en la selva, los animales acuden. He sido correcta y clara, ¿para qué andar con rodeos?, vaya, otra pregunta.
Me ha dicho que mañana me dará una respuesta a mi proposición de felicidad conjunta, nos hemos citado en la cremá. Sólo contemplo la victoria en este combate y pelar mi pistachito de una vez por todas.
Buenas noches, querido diario.










Querido diario, ya sé que no son horas para contarte estas cosas, está amaneciendo, así que seré breve, por que además, tengo agujetas en las piernas de hacer sentadillas entre los coches para orinar.
Creo que no existe alfombra que se sienta más pisoteada que yo. El príncipe del cuento ha resultado ser un hombre de juguete, Mister Potato con las cuerdas vocales dañadas.
Después de que los bomberos cerraran la manguera definitivamente hasta el año que viene, Eduardo me ha dado una carta en un sobre cerrado, con lágrimas en los ojos, justificándome a su manera lo que ya sé, que no tiene don de palabra, y que por eso me redactaba aquella carta enunciándome sus emociones.
¡Maldito hijo de la gran puta, rata nacida de vientre de mujer, que prefiere desperdicios a un Gouda semicurado y sabroso al paladar.!
Querido diario, tú que me conoces, cómo pude enamorarme de alguien que escribe cosas como:
Prefiero verte partir como te he visto llegar… hay un amor que es paciencia
y otro que es sólo aromar… puedo enseñarte a volar, pero no seguirte el vuelo…y otras lindeces como: la mujer que no conoce obligaciones, se consuela con canciones y se olvida de querer…
¡Pero qué se ha creído este cretino! Desde Hoy mismo me declaro amazonas de la guardia personal de Dionisos, se acabó la moda de los San Pancracios, en cuanto se me pase la resaca, pienso salir al campo a cazar mariposas que ya hayan rebasado la etapa de capullos.
Buenas noches, querido diario.