INCONTINENCIA

Amigo Cochon, le juro que si ella hubiera sido veneno hubiera apurado el frasco hasta la última gota por un sólo beso, pero entre otras cosas, aquella paloma estaba anillada, tenía dueño, y este tenía más galones que yo.
Campillo amigo mío, el amor no entiende de barreras, ni siquiera las castrenses, el deseo muchísimo menos todavía.
Ahora me arrepiento, ahora que aún la hecho de menos y sólo me queda de ella un tatuaje.
A la vejez viruelas, intervino Pérez-Bueno, leí no hace mucho un artículo de ciencia donde venían a demostrar que el remordimiento temprano, es decir, el inmediato en el tiempo, viene dado por las acciones que hemos hecho, los errores cometidos precisamente por actuar; aquella mala gestión en los negocios, el bofetón al novicio por el espejo en la habitación …, sin embargo, si nos preguntamos por los remordimientos que tuvimos hace treinta o cuarenta años, de lo que nos arrepentimos o de alguna manera cambiaríamos en nuestra vida, nos vendrá a la mente los hechos que no realizamos en su momento, es decir, lo que no hicimos.
Parece ser que es de esas cosas implícitas en nuestro cuerpo-alma de las que el paso del tiempo no modula en el ser humano pese a la nueva variante que representa relacionarse en el medio ante las clásicas características de todo ser vivo de nacer, crecer, reproducirse y morir
-Y cuanta razón tienen esos sabelotodos, maldita sea…Mozo, un ballantines con Ginger-ale y cuatro piedras, y otra ronda para la mesa. Sabe “pater”, debiera confesarme más a menudo con usted, me ahorraría el psicoanálisis barato de las once de la noche en la almohada fría, al fin y al cabo, el ejercito y la religión siempre se comprendieron mutuamente.
- pero no te pongas melodramático hombre, si llevas tatuado todo el cuerpo con recuerdos de mujeres de las que, sólo hay que verte los brazos, dejan huella en la piel.
-Sí pero aquella condecoración de nombre Gloria no me la dieron por cobarde, ahora lo sé, yo que tantas veces canté convencido el novio de la muerte, cuando advertía su presencia o la tenía cerca de mí, se me secaba la boca y me meaba en los pantalones.
Ja, ja, ja, ja, debiera usted llevar hábito como yo, la vergüenza quedaría bajo la mesa camilla.
Los tres nos reímos con la ocurrencia de Pérez-Bueno, y la conversación cambió al ritmo que el camarero reponía los licores.

En el salón de poniente, en la otra ala del edificio, estaba prevista la presentación de un libro de un analista político argentino a la hora adecuada, la hora de la merienda, y nos fuimos los tres a rescatar algún canapé frío y relacionarnos con el medio como dictaban las leyes de la naturaleza. Se llenó de colorido el salón con personas y perfumes no habituales por el casino. Había cámaras de televisión y periodistas del flash ubicados estratégicamente como eficaces francotiradores. Entre ellos decenas de trajes ofreciendo y recibiendo saludos, conversando fraternalmente sobre las certeras apreciaciones del autor en lo concerniente a la paupérrima situación política enquistada en su país. Conocí a unos cuantos opositores con el gobierno populista actual de Argentina que pretendían hacer fuerza con actos como este para ocupar sillones de oro, de los cuales rasparían con limas tenaz y hábilmente para que las virutas doradas del ultrajado sillón cayeran como por arte de magia en sus bolsillos disgustados. Se les veía venir.
En esas estábamos cuando Tonio, un camarero muy alto habitual de la casa se me acercó con una bandeja de panecillos y me dijo: Señor, su amigo se ha orinado encima y está inmóvil como una estatua junto al atril del orador.
-No gracias, estoy servido...
-Señor Cochon, le digo que su amigo el militar se ha meado encima y la gente empieza a hacerse preguntas sobre el incidente. - ¡Cómo! – Además el fraile ha salido corriendo detrás de un matrimonio dando gritos porque al parecer tenían un enfado de sesión continua. - ¡Mon dieu, Par tous les Saints!

INCONTINENCIA II

¡Padre, padre, cuanto tiempo!
Mi querido amigo Bruno, ¡qué alegría volver a verlo!
¡Querido padre, que el diablo me lleve, que gusto reencontrarse, está usted tan joven como siempre!
Más viejo sin duda de pellejo que de corazón, pero intentando que no se note bajo los hábitos.
Le presento a Gloria, cronista oficial del National Maritime Museum, y reciente esposa de un servidor
Vaya, vaya, no pierde usted el tiempo en banalidades como en su juventud, enhorabuena a los dos y tengan mi bendición más sincera, Gloria, a sus ordenes un humilde marinero del alma
El padre Pérez-Bueno, querida, fue el mejor profesor de Humanidades que tuve en todos mis años académicos, que no fueron pocos
Y usted querido Bruno el más despierto de mis alumnos becados del Argentina, recuerdo que siempre aparecía a las clases vespertinas por que las matinales las dedicaba a dormir la trasnochada anterior…perdónenme la descortesía, no les he presentado a mi bravo amigo Campillo…Campillo, venga usted, hombre, ¿Qué hace ahí refugiado en el al atril?

EXTREMAUNCIÓN

Un par de semanas hacía ya que no teníamos noticias de Campillo, ni por el casino, ni por las esquelas del ABC.
Decidimos Pérez-Bueno y yo hacer una visita sorpresa a nuestro camarada y matar dos pájaros de un tiro: Aliviar nuestra preocupación y lamer las heridas de nuestro amigo que suponíamos en carne viva.

Interior de un autobús público, línea 5, 16:45 h.

¿Sabía usted que el último ricachón que visitó la Estación Espacial Internacional echó a perder un valiosísimo experimento al ponerse sumamente nervioso por no poder eructar?
¡Cómo que no podía eructar!
Pues parece ser que la ingravidez no permite la separación de líquido y gas en el estómago del intrépido astronauta, por eso no se puede eructar en el espacio, y este personaje del desierto, que tiene tan arraigada su costumbre de ventosear por la boca después de cualquier comida como símbolo de agradecimiento, al ver que los higos confitados a los que debe su fenomenal riqueza y que iban a recibir una promoción adecuada en un marco estelar no fueron recompensados con la gratitud debida por el resto de la tripulación, se tomó un enfado de mil demonios que culminó en gritos y gesticulaciones con tan mala fortuna que desarmó por completo un complicado aparato destinado a experimentar con pompas de jabón en gravedad cero

Pues si que…

¿Cree usted que estará en casa?
No creo, apostaría que está gastando su pensión cerca de la playa, en placeres terrenales que reconfortan a un soldado y en los paisajes de mar desolados que sustentan a los poetas
No es la mejor manera de ensanchar el espíritu
Un clavo saca a otro clavo, querido padre, y cuando la suerte no viene dada, lo mejor es barajar y dar de nuevo
.....…llevo los óleos sagrados para dar la extremaunción
No será necesario hombre, no gaste bromas
Quite, quite, que nunca se sabe en qué situación se puede encontrar uno, la extremaunción quita los últimos restos de la fragilidad humana y prepara nuestra alma para la vida eterna, un buen morir da honor a la vida entera
¡Pero Campillo no está muerto ni se va a morir!, está en la playa, seguro, y esta noche acudirá a un baile en su hotel donde hará amistad con señoronas de faja, perlas y máscara de maquillaje, así se cuadra un militar.
Pues yo hoy tengo que dar un sermón a alguien, consagré mi vida para tal fin, así que mas vale que pare por casa.

Aquí nos bajamos, parada 9.

Caminamos unas cuantas calles hasta llegar a la parte de atrás de El Corte Inglés, donde las tiendas de barrio sólo reciben un tenue reflejo de las luces del centro comercial. Una prostituta estaba parada en una esquina, Pérez-Bueno se dirigió a ella con paso firme

¿Cuánto cobra?
Treinta euros y te quedas nuevo
No, es muy poco
Bueno, para los machotes como tú son cincuenta.
Aún es muy poco
¡Ah claro! La tarifa de los jueves son cien euros y te clavo las uñas en la espalda
Incluso es oferta tentadora me parece demasiado barata
La mujer ya estaba irritada y con una amabilidad a todas luces fingida le dijo, Entonces, ¿Cuánto valgo para usted?
Señora, nunca podré pagar lo que vale usted, pero déjeme hablarle de alguien que ya lo ha hecho…
Y le habló de Cristo, de su pasión y muerte por nosotros, de su amiga la de Magdala…etc. etc.