INCONTINENCIA II

¡Padre, padre, cuanto tiempo!
Mi querido amigo Bruno, ¡qué alegría volver a verlo!
¡Querido padre, que el diablo me lleve, que gusto reencontrarse, está usted tan joven como siempre!
Más viejo sin duda de pellejo que de corazón, pero intentando que no se note bajo los hábitos.
Le presento a Gloria, cronista oficial del National Maritime Museum, y reciente esposa de un servidor
Vaya, vaya, no pierde usted el tiempo en banalidades como en su juventud, enhorabuena a los dos y tengan mi bendición más sincera, Gloria, a sus ordenes un humilde marinero del alma
El padre Pérez-Bueno, querida, fue el mejor profesor de Humanidades que tuve en todos mis años académicos, que no fueron pocos
Y usted querido Bruno el más despierto de mis alumnos becados del Argentina, recuerdo que siempre aparecía a las clases vespertinas por que las matinales las dedicaba a dormir la trasnochada anterior…perdónenme la descortesía, no les he presentado a mi bravo amigo Campillo…Campillo, venga usted, hombre, ¿Qué hace ahí refugiado en el al atril?