BIENVENIDA, ANITA.







Estas cosas son las que me maravillan de ti. Décadas y décadas, más bien siglos, de ardua investigación científica sobre el comportamiento y las propiedades de los gases, y tú, querida Anita, resuelves el problema introduciendo simplemente una cucharilla de metal en el cuello de la botella.
-ríete, ríete, pero mañana pedirás a la hora del café un poco de tarta y una copa de este champán tan rico y chispeante.
Dime, ahora que estamos solos en la cocina, ¿Te ha gustado la fiesta de bienvenida? ¿Te has divertido?
Me ha encantado, mi Cochon., ha sido una cena fabulosa, eres un encanto, Por cierto, muy simpáticos los vecinos ecuatorianos de la antigua farmacia, y con ese hablar tan sumiso y considerado… me han impresionado. ¿Qué fue de doña Elena y su marido?
Se mudaron a la ciudad, con sus hijos. Ya estaban muy mayores, y el negocio se quedó anticuado, parece ser que el aloe vera les producía alergia.
Pobrecitos, siempre tan atentos con los vecinos…
¡Pero si tú llamabas a la farmacéutica cara vinagre!
Sí, pero me encantaban sus bolsos de Bulgari, siempre quise tener uno de esos, tan elegantes, tan sobrios, tan románticos…y el farmacéutico, con ese flequillo lamioso, y ese olor impregnado en sus ropas a eucalipto o a vicks- vaporub.
Estoy segura que lo que más le hubiera gustado a ese hombre era que sus paisanos se santiguaran a su paso. Siempre tan estirado y almidonado.
Aún así, es una pena que se pierdan los negocios de toda la vida, cargados de tantos recuerdos, de tantas anécdotas, tienen esa carga de emotividad, de cercanía, de confianza, levantados frecuentemente por personas tenaces y trabajadoras, en blanco y negro.
Te estás poniendo sentimental, Anita, para no gustarte la playa, parece que la echas mucho de menos, ¡Gracias por hacer de tripas corazón!
De nada querido. Ya sabes por qué no me gusta este endiablado mar, especialmente en otoño.
Cada golpe de brisa es un cuchillo afilado que se me clava en el pecho. Un desplante continuo de este inmenso tragahombres, que parece sacarme la lengua, desafiante, con cada ola que arrastra a la arena en una burla constante, y me recuerda con sarna, que no existe hombre de mar que no se pueda ahogar.
Se te ha pegado la verborrea. Lo echas de menos, ¿verdad?
¡Hay Cochon, ni te imaginas cuanto lo añoro!
Lo se, Anita, lo se. Parece que está escrito en algún lado que este mar acabe con nosotros como en una fatídica maldición gitana.
¡No seas agorero!
¡Sabes que caí por las escaleras que bajan a la playa y estuve a un paso de morir!
¡Exagerado!
Sí, de veras, acabé con seis grapas en la cabeza.
¿A ver?
Míralas. Aquí, notas la cicatriz
¡Sí! ¡Que pasó querido!
Pues, caí por las escaleras que bajan a la playa y me quedé a las puertas del túnel, Anita, y como el que busca un mechero en el bolsillo del chaleco y no lo encuentra, me volví a rebuscar por los demás huecos de mi vestimenta, y distraído, me olvidé de volver y atravesar a tientas la oscuridad que tenía delante, pero te aseguro que pensé que aquí me quedaba ya para siempre, para toda la eternidad, clavado en las escaleras, más seco que la mojama.
¡Ay, el destino! ¡Como juega con nosotros!
¡O cómo lo modelamos para que juegue con nosotros!
No pienso teorizar contigo sobre ese asunto, Cochon, eres un jugador, cómo no vas a creer en el azar.
No sólo en el azar, Anita, también en la gelatina de Platón.
Lo ves, ya empezamos. No puedo seguirte. ¿Te acuerdas de aquella vez que el destino quiso que se sentara justo a tu lado, en aquella boda del gallego, aquel muchacho maltratado, más bien ultrajado, por tu comportamiento sexual?
El destino o la mala baba del novio tuvieron la culpa, como la tiene el champán, que te hace hablar demasiado, ¿comportamiento sexual? Anita, todos éramos entonces unos muchachos.
¿Pero te acuerdas?
Pues claro que me acuerdo, le destrocé la vida, lo sé, a ella y a él, y sin embargo, cuando me los encontraba, me saludaban los dos, efusivos, como si les hubiera dado la llave del paraíso.
A él no se, no estoy convencida de ello. A ella, por sus repetitivas visitas, parece que sí. Al menos él, debería como mínimo haberte amenazado, apaleado, pero se comportó como un perdedor .Supongo que se lo merecería.
No seas grosera, Anita. Los dos sabemos que les trunqué una bonita historia de amor; de amor juvenil, adolescente, casi febril, la devoción que sentían el uno por el otro era evidente y públicamente comentada. Sin embargo, cada cual ha rehecho su vida lo más dignamente posible y tampoco les ha ido nada mal por separado. El cambia de todoterreno cada dos por tres, y a ella el negocio le funcionas perfectamente, hasta donde yo se.
Si, pero estarían de lujo si hubieran permanecido juntos.
Es cierto, lo pienso muchas veces, y me gustaría pedirles perdón en medio de la plaza. Perdón por ser el guardagujas que cambia en un momento las vías del tren y hace que este se desvíe para siempre a su antojo.
Dime una cosa, ¿la has vuelto a ver? Era una preciosidad de niña... No es necesario que tardes tanto en contestar, tu silencio ya lo hace por ti.
Anita, abrázame y recuérdame que nunca te tenga a mi lado, nunca, de abogada defensora cuando llegue el juicio final, posiblemente te destinarían a ti también al segundo anillo del infierno, el de los lujuriosos.
Si bebo como hoy, tenlo por seguro que iremos de cabeza los dos.











I Put A Spell On You







Pues Señor…Érase tal vez
Un matrimonio bien avenido
Una tibia y un peroné.
Siempre unidos. Desde la blástula hermanados.
Hete aquí, que un quitamiedos de la C-420 amontonó
El llanto y el divorcio en una silla de ruedas

Inventó mil conjuros que lo apaciguaran
¡Sudor de fantasma, uña de ciempiés,
Pelusa de ombligo y un litro de acné!

Un beso frío de despedida
Suplantó a los restos de comida masticada
Y una retahíla de frases
Que firmaría el mismísimo Gandhi
Le dejó los bolsillos atiborrados de pets de monja.

Al dueño del restaurante
No le entro de dientes para adentro
Mientras Jaime Gil de Biedma
Escucha alborozado a los Communards.
Será por que tengo la mala costumbre de beber
En mi pierna ortopédica como si bebiera de un trofeo.
Dejando los isquiotibiales al aire
En lo que tarda en rezarse un credo.








GIACOMO





Il motore funziona perfettamente, sei tu, idiota, che non può gestire il.
Pero si yo no hago nada del otro mundo
¡Da adottare da asino!
Cochon, si Giacomo dice que la moto funciona perfectamente, es que la moto está como nueva.
Si yo no pongo en duda su opinión, pero el motor desprende mucho calor al poco tiempo de paseo
Será que te has vuelto un delicado…
Oh vamos, si voy dejando un aroma a cochinillo asado por donde paso, mira, mira, tengo los jamones medio ahumados a la altura de mis jarretes.
¡ Il destino di un maiale, prima o poi risolti!
Pero bueno, que le pasa al Agostini este, ¿es que todavía no te has desayunado tu copita de cazalla?
Non può, quindi ora stiamo per invitarmi ad un vetro montato sulla tua moto
Pues vamos y comprobarás cómo el motor se sobrecalienta, cabezotas.
¡15 titoli mondiali!
Si, si, Giacomo, si, ya empezamos con la cantinela, menudo caminito me vas a dar…debería hacerme una infusión con tu lengua.
Y yo qué, ¿me marcho a patita?
Bueno Barbas, súbete con nosotros, tampoco vamos tan lejos, podremos ir los tres en la moto hasta Casa Ruixat por el camino de la playa que apenas está transitado.
Venire veloce, questa macchina può fare tutto

Y así nos fuimos los tres a Casa Ruixat, empaquetados en mi moto café racer. El barbas, Giacomo que manejaba, y yo. Y parecía que teníamos diecisiete años y un pase pernocta. Y era casi obscena la estampa frente a la playa de tanta belleza producida por las recientes lluvias que, al abrigo del mar y del salitre, habían hecho florecer miles, millares de diminutos claveles de color lila, y de azucenas blancas por todas las dunas del camino. Parecían brochazos de pintura colorida esparcida al tun tun. Y ahí, de paquete, me dí cuenta lo tenso que se viaja a la espalda de un amante de la velocidad. A la menor oportunidad de tumbar la moto, Giacomo ya ladeaba el culo para un lado y se colgaba del manillar haciendo que gritáramos como colegialas en una casa empapelada de espejos.
Y me decía: E 'tutto ok?
¡vé más despacio, espaqueti loco!
¡Questa moto è una meraviglia, non per essere venduti ¡
¡Por que necesitas dinero para poder seguir bebiendo, y yo un medio de transporte para moverme por el pueblo!
Y en esas estábamos, renunciando y dejando atrás el bello paisaje por culpa del ansia, cuando llegamos por fin a Casa Ruixat, escondido y paradisíaco lugar donde sólo se puede arribar en barca, o a dos ruedas. Y sin embargo, siempre sirven las mejores frutas de temporada: dulces higos, sabrosos melocotones, y cazalla para que desayune mi amigo Giacomo y se regodee en su conocimiento de la grasa.
¡vedere come il motore non si surriscaldi, inutile!
Tiene razón, Cochon, la moto va de maravilla
¡15 titoli mondiali!
¡Sí, sí, quince títulos mundiales, pesado, y una mención en ese libro ingles que recoge los excesos!

PORCILE















"He matado a mi padre, comido carne humana y tiemblo de alegría"