EL DIPLOMADO.





Él era un bobo diplomado que pensaba que la torre de Pisa era la copia exacta de un llavero, sin embargo, tenía algo excepcional y valiosísimo para un relámpago de esparcimiento:
Belleza orgánica, colirio en los bolsillos, y juventud encipotada, mención aparte, de unos labios voluptuosos de cantante de merengue que hacía suspirar a las damas por recostarse un instante en un diván tan mullido y sedoso.
De aquel hocico salían ingentes imbecilidades disparadas con metralletas encasquilladas en consabidas fábulas y anécdotas, (Tooooda la noche), patochadas redichas una y otra vez sin renunciar a ese aura de arrogancia del que se escucha a sí mismo cuando diserta.

¿No prueba la quisquilla?- dije.
¡No!, el marisco sólo está gustoso en los meses con R, es decir, Enero, Febrero, Marzo, Abril… Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre.
¿Me las puedo comer?
¡Todas suyas, el plato entero, pero advertido queda!
Si…si…ya me encargaré yo de practicar el abejorro con la pancha enhuevada del bicho.

¿Cuándo acabará esta cena de homenajes?
¿Han salido ya al escenario los compañeros de spinning del homenajeado?

-…Pues sí, fue un macro-concierto memorable, tres días de música con artistas de primer nivel, buena bebida, nada de garrafón como en otros festivales, buen rollito, y música hasta el amanecer. El tiempo deslució un poco, pero el año que viene y los venideros, si la economía lo permite, repetiré seguro, me traje la agenda repleta de correos electrónicos y direcciones de Facebook, usted, señor… ¿Cómo se llamaba?
Cochon, me llamo Cochon
A usted, señor Cochon, perdone el lapsus, seguro que le hubiera encantado el ambiente.
Seguro, seguro, qué envidia me da…
¿Usted no tiene Facebook?
¡Huy perdone!, casi le salpico con el jugo de la cabeza… ¿Decía?
Que si usted no tiene Facebook.
No.
¿Y correo electrónico?
No.
Vaya, es usted un cavernícola, y perdone por la broma
¡Digo!-dije
Es una pena, podría enviarle a su dirección las fotos tomadas esta noche en compañía de estas guapísimas damas en un santiamén, al instante.
Una pena, sí, una pena.
Tendrá teléfono móvil, ¿verdad?
No.
Pues debería ponerse al día, la tecnología llama a la puerta, impaciente, y debemos aprovecharnos de ella, YO, sin ir más lejos, tengo un blog.
¡Vaya!
Trataré de explicárselo, en mi blog escribo sobre las vicisitudes del hombre…
Muy interesante
Y sobre los temas capitales en general, el camino sin retorno de la humanidad, las inquietudes de la sociedad, la cultura, el arte moderno, la vanguardia, lo que se “mueve” en lo underground, y en muy poco espacio de tiempo, ya tengo un número importante de seguidores. He instalado una herramienta para que los lectores puedan inscribirse en mi blog…
Como en un club, qué maravilla.
Sí, como en un club, y así también tengo a disposición de los lectores mi correo electrónico para que puedan ponerse en contacto conmigo, Pueden dejarme sus comentarios referentes al tema tratado, esto último de importancia capital, por que los lectores tienen la oportunidad de expresarse de una manera directa e inmediata con el autor de la obra, y a su vez, atraer a sus amigos hacia mi blog para que este suba en popularidad y repercusión.
¡Qué interesante!, y como se llama donde publica.

LA P DE PENSAMIENTO.

¡Caramba!

♫ ♪Caramba, carambita
Carambiruli
Caramba, carambita
Carambirula
Cariño de verano
No me gusta a mí
Cariño de verano
No es ni fú ni fá ♪ ♫

…Y por que el objeto más noble que puede ocupar el hombre es ilustrar a sus semejantes, y el principio de la educación, es predicar con el ejemplo, tus compañeros de spinning, quieren hacerte entrega de esta placa conmemorativa.

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CERDICAIDO.





Le veo cerdicaído, señor Cochon. ¿Necesita algo más?

- Silencio magmático-

No adivino lo que le ocurre, está hundido.
Pues tienes todo un papelón, ya sabes las instrucciones, tienes que decírselo, es tu mesa, está en tu territorio.
Ni hablar, otro día quizás, pero hoy ni pensarlo. Míralo, lleva horas ahí sentado sin decir nada a nadie, me ha pedido que le deje la botella para no molestarme a cada rato, pero bebe sin ganas. Las únicas palabras que me dirigió fueron para pedirme una cubitera repleta de hielo que aliviara su hígado.

¿Y qué demonios manosea en sus pezuñas?

Tiene entre las manos todo el tiempo un papel muy arrugado. Lo abre, lo cierra, lo cuartea, hace una pelota, se lo traga, lo escupe, lo hace desaparecer como un mago entre los dedos, lo vuelve a mirar, se lo acerca al corazón, lo estruja, y vuelve a beber y a centrar su atención al cacho de papel. A ratos, se queda con la mirada fija en el horizonte del perchero donde cuelga su sombrero, lo señala como recriminándole algo y vuelve a ensimismarse en sus pensamientos.
Pues sí que está raro, sí. Acércale una tapita de coliflor fría, o unas berzas rebozadas a ver si se anima.
Déjalo estar hombre, tiene derecho a estar triste, ya es mayorcito para saber lo que le conviene.
Yo te diré lo que le conviene, pagar su cuenta atrasada si no quiere tenérselas con el jefe.
¡Pero si Don Hugo y el señor Cochon son conocidos desde el tiempo de las cavernas…!
En los negocios no hay amigos, y menos con su historial pagador.

-¡Mozo! ¡Mozo!
A ver qué diablos quiere… ¿Necesita algo, señor?
Necesito una guitarra con afinación abierta para convertirme en Keith Richards, cinco cuerdas, tres notas, dos dedos, un jilipollas, ¡Y ya lo tienes!
-Lo tendré en cuenta, señor.
No me hagas caso, hombre, siéntate con nosotros, bebe algo, el local está vacío, pero antes, por favor, trae un plato de leche fría con canela para mi amigo Asaselo.
¿Para quién?
Para Asaselo, mi amigo Asaselo.
Ahora mismo señor Cochon.

Está delirando, ha pedido bebida para su amigo y no hay nadie más en la mesa.
Suéltale ahora la noticia, no lo notará, está borracho, no le dolerá en exceso.
Me da pena.
Debes hacerlo, recuerda lo que dijo el jefe…



-Me he convertido en una estafa, Asaselo, un benigno tumor. ¿Donde has puesto mi mala leche Asaselo?
-Entre botes de galletas y mermeladas confitadas.
-La culpa es mía por hacerte caso, siempre termino haciéndote caso.
-No me lloriquees como un perdedor, Cochon, hazte las ingles brasileñas y vete a tomar el sol a la casa de la playa, te sentará bien.

…La leche para su amigo como me pidió el señor, me he permitido traerle unas bolitas de anís para acompañar.
Gracias, gracias, siéntese con nosotros, seremos un plural bien avenido.

-silencio incómodo-

¿Su amigo no bebe?, no ha probado la leche
Ya beberá, está observando. Pronto ingeniará alguna treta, es hábil en la guerra de trincheras, ¿verdad Asaselo?
-Por supuesto, las noches con luna se prestan a ello, este pollo acabará bailando de rodillas cuando comience el día, te lo aseguro, veo en él un gran potencial.
-Sabe señor Cochon, Don Hugo dejó un recado para usted, dijo…bueno, ya sabe cómo es él, muy impulsivo a veces, y hoy repasando la contabilidad, pues…
- Me han dado muchas puñaladas estos últimos días, hijo, déjalo para otro día ¿quieres?
El caso es que me dijo que sin falta, en cuanto le viera…
-¡Asaselo, deja de hacer burla al joven por la espalda, ten un poco de civismo, no estamos en un circo!
-permíteme que me ría a carcajadas, sólo estaba comprobando si respiraba por la espalda, este pollo te va a decir que te han retirado la cuenta que llevas sin pagar meses, ya no tienes crédito ni para los amigos, Cochon.

- silencio reflexivo -

¿Sabes, hijo? Como te decía, me han dado muchas puñaladas últimamente, en primer lugar, me he quedado sin trabajo. Me han echado de la compañía. Dicen que lo que sucedió en el homenaje a Miguel Hernández ha echado por tierra la fama del grupo, que esas noticias vuelan por el mundillo cultural, y piensan que, durante un tiempo, lo más prudente es que prescindan de mí. ¡Y tienen razón, qué diablos! Si me dejaran al menos explicar la “performance” erótico-pastoril sobre Perito en Lunas, se darían cuenta que su idolatrado poeta no era más que un pajillero que escribía de lo que sabía, de hacerse pajas reverenciando rodillas descubiertas.
¡Olé! ¡Ja, ja, ja! ¡Muy bien dicho, alguien tenía que decirlo, pero tampoco era para teatralizar en escena el vicio de Onán con una peineta y mantilla en la cabeza!
¿Ves?, Asaselo me comprende por que tiene cultura y conocía bien a Miguel.
-¡Lo hicimos sufrir un poco en vida, sí!
Este capítulo debería explicarlo en un anexo, que así lo llaman ahora.
-¡Deberías, estoy de acuerdo!
Para más desgracia, me ha dejado mi chica, mi musa, por no cuidar adecuadamente de su conejito.
-¡Cierto! ¡Ja, ja, ja!
Esto me duele muchísimo más, desapareció educadamente, y me ha dejado sólo en la bañera, ocioso…con una uña clavada en la espalda.
-¡Cierto también! ¡Ja, ja, ja!
Me gustaba tender su ropa interior…
¡No me digas!, ¡Ja, ja, ja!, ¡Te hacía poner lavadoras, esto tengo que contárselo a Popota!
Cuéntaselo, dile también que me gustaba mordisquear su lóbulo siempre receptivo, y contemplar sus manos ocupadas en mi cuerpo, y ver como su espaldilla se ponía tensa salpicada de luna llena con el vaivén de la marea.
Y me gustaba verla bailar Koop island blues mirándose los pies desnudos, y contemplar, muy cerquita, sus ojos almendrados.

En fin, ya ves, hijo, sólo faltaría que me retiraran la cuenta de este bar, que es como mi hogar de los consuelos.
Ejem… bueno, precisamente…mi jefe, Don Hugo…
No me interrumpas hijo, por que uno quiere pensar que los amigos estarán siempre ahí debajo de las alfombras cuando se les necesita, como las cuatro patas de una silla cuando uno precisa sentarse, y ellos también han desparecido, se han esfumado del mapa desdichado. Sólo un amigo me ha llamado estos días después de lo ocurrido por si me interesaba escribir algún relato erótico en su revista quincenal
¿Y aceptará?
No tengo ahora la libido como para pregonarla, hijo. Ya sabes como acaban todas esas historias… ¡Ahí va el Ebro!, es lo que se espera de ellas. Ya se verá.
-¡ya te digo yo que no!
Asaselo, por favor, deja de importunar y atragántate con las bolitas de anís.
Te aseguro que no escribirás relatos eróticos para subsistir, te tengo preparada una sorpresa para salir del pozo, aunque como siempre, conllevará intereses, tal vez heredes de un familiar.
-Qué decía yo de los amigos… ¡Deja de un lado los desagradables condicionales!
Recuerda de donde vengo, Cochon, soy Asaselo, no Santa Claus.

-Pero usted ha escrito fenomenales textos para teatro, yo no soy un entendido en la materia, pero algunos, me gustaron mucho en su momento, eran frescos y…como se dice…transgresores.

¡Pequeñeces que yo las ornamentaba con sensualidad!, sin embargo, la mayoría, se quedaron en artificios frívolos y superficiales.

No soy nadie ni estoy capacitado para dar lecciones de nada, tómalas, hijo, de algún ganador. Si quieres hacerte rico, no hagas caso de un analista financiero, fíate de quien calce unos Berluti. Si quieres triunfar en el amor, no hagas caso a las memeces que haya aprendido por mi parte, busca a la mujer con quien mejor discutas o pelees, esa es con quien deberás morir a su lado. Aunque, si quieres conservar la cordura, deberías vivir eternamente contigo mismo, sólo, como una única hoja perenne de un pino plantado exclusivamente para ti, para tu lucimiento. Y en eso, hijo, sólo mi amigo Asaselo puede ayudarte.
-¡Así se habla, qué demonios! ¡Haciendo patria! ¡Nunca viene mal un adiestrado soldado para la causa!

-Pero yo no tengo quejas de esta vida, ni usted, señor, debería tenerlas, “Yo soy feliz”

Bebe, muchacho, bebe, terminarás escuchando las sirenas. Vienen cabalgando escobas, sometidas, embadurnadas en cremas que hacen invisibles su desnudez, y sin embargo, tendrás el privilegio de verlas, observarlas, manosearlas… toma, en este trozo de papel está la clave, la contraseña, me marcho, ¿Dónde he dejado mi sombrero?, tengo que marcharme, Asaselo se ocupará de la cuenta.
-¿Su amigo, verdad?
El nuestro, hijo, el nuestro.



¡Pero cómo! ¿No le has dicho nada? ¿Se ha ido sin pagar?
Sólo me ha dado este papel arrugado.
¿Y qué dice?, ¿Qué es lo que está escrito?
Tonterías sin importancia, no merece la pena comentarlo, estaba borracho, muy borracho, acércame el ron, vete a dormir, ya cierro yo.
Como quieras, pero no empines mucho el codo, mañana irremediablemente vuelve a amanecer.
Si, este papel también lo anuncia, volverá a amanecer…
Déjame verlo
Son estupideces, bobadas de borracho, no me hagas caso, ¿todavía queda leche fría con canela en la cámara?
Si
Bien… bien…vete a descansar, nos vemos mañana, y no te preocupes por la cuenta del señor Cochon, tiene amigos muy influyentes, alguien la pagará, estoy seguro.
Pues sí que ha caído en suerte el cerdo.
Ni te figuras cuanta tiene acumulada en el lomo, chico, ni te lo imaginas…








koop island blues






TÍO MONT.







Tío Mont tenía un linaje indudable de cerrajero. Sabía bastante de apretones de manos y por eso se le abrieron muchas puertas a lo largo de su vida. No hay por qué negarlo, también tenía un punto arribista que te sacaba de quicio, pero solía solaparlo con regalos caros y originales que te hacían sentir un astronauta mirando por la escotilla de la nave-lavadora-espacial.
Aparcaba en la puerta su flamante Peugeot 404, daba unos bocinazos colosales para anunciar su llegada, y surgía como un campeón recién laureado del automóvil, con una sonrisa esculpida de triunfo, apretaba un botón del maletero y este se abría por arte de magia como un parpado somnoliento, pesadamente, automáticamente, repleto de presentes de dudosa procedencia (ahora lo sé) para toda la familia. A mamá siempre la dejaba la última, ella esperaba paciente a un costado de la algarabía, y Tío Mont le decía; Hermana, para ti, el más bello de los regalos, un beso de sangre, y se lo espetaba en las mejillas sujetándola por los hombros con la convicción de una ventosa en un cristal mojado.
El lujo, comprendía él, que era una estupidez, una tontería, algo despreciable, casi cursi, pero a el le gustaba, no lo podía remediar. A todos nos gusta más un vermut con aceitunas aunque molesten al beber.

Aprendí tantas cosas de Tío Mont como trabajos desempeñó, pero la época que más recuerdos me trae a la memoria, es aquella en la que trabajó como operador de cabina en los cines Catedral. En aquellas dos pequeñas salas exclusivas para eruditos del negocio en auge que era el cine, se visionaban las películas, se fraguaba las producciones que el futuro espectador vería un par de años más tarde en cualquier cine comercial. De aquellas películas extranjeras se copiaban sin ningún tipo de escrúpulos argumentos, ideas, modos de realización y hasta diálogos enteros de personajes. A mi me dejaba acompañarlo a veces por que le venía bien que alguien vigilara que no se soltara el carrete de los rodillos de aquellas máquinas que producían un ruido infernal que apenas dejaban escuchar la película. Siempre me decía: Cuando una chica te proponga ir al cine, dile que prefieres ir a un hotel, es más higiénico y confortable. Y no te olvides de sacar fuera tus zapatos para que los limpie y embetune el muchacho encargado de los pasillos, eso te dará un plus extra ante la muchacha. Más tarde acabó suministrando atrezzos de la mayoría de los proyectos que se realizaron en los clásicos Estudios Artimaña. En su almacén había toda clase de objetos insólitos, extravagantes, originales, que para nada reflejaban la escasez de medios de la época.
Decía con sorna que todo la había ganado jugando a “las siete y media”, que tenía un método matemático infalible siempre que en la baraja se perdiera “por descuido” un par de cartas, en concreto un cuatro y un tres, y yo lo creía a pies juntillas, por que cuando jugaba al “secalló,” me llevaba de señuelo, y pude comprobar infinidad de veces su habilidad con los naipes españoles. Yo sólo tenía que procurar arrojar en el tapete siempre las cartas del mismo palo, por ejemplo, todos los oros que cayeran en mis manos, aunque con ello los contrincantes se anotaran alguna ronda. Al final, Tío Mont siempre acababa invitando con las ganancias.
Cuando vino de regreso del primer viaje a Boston, donde se trataba la molesta enfermedad, me citó en su casa con el pretexto de un negocio ventajoso para los dos, pero lo que me trajo fue un catering completo de la compañía aérea para que supiera lo que se come en los aviones de los vuelos transoceánicos;” tu crees que con esta lechuguita van a mantener a tu tío con vida, anda, ayúdame a subir al coche y vámonos a un restaurante respetable”
Me enseñó, para mi entender, algo fundamental; Que el contexto de la persona, dice más que la propia persona en sí.
Cuando perdía el pelo a mechones, en un arrebato de elegancia, se cubrió su talento desnudo con un sombrero borsalino que lo acompaño hasta la tumba, por que yo mismo coloqué la prenda encima del ataúd cuando lo introducían en el hueco oscuro. No saldrás de hay nunca más, Tío Mont, tus astucias y adulaciones no serán correspondidas, y mira que lo siento, aunque herede una gran fortuna. Sólo espero que Asaselo no tenga nada que ver en este turbio asunto.









CONFESIONES





Durante un tiempo prosperó en la vida. Socialmente, quiero decir. Los negocios alcanzaron buena rentabilidad, la suficiente para poder despreocuparse de ellos. Era invitada a fiestas y a maratones benéficas. Después lo perdió todo en aquel lío del cacao y sus nacionalizaciones indígenas. Se preguntaba desconsolada: ¿A quien aferrarse para soportar el mal trago? Se respondía ilusionada: A Dios, el Dios que tenía más cercano y que le suplicaba que lo vejara para poder perdonarla, al Dios con el que mejor se reflejaba en el espejo de la entrada de la casa, el que tenía más cercano, ese que adornaba con ganchillo y fotos de la familia.
Y fue muy cuidadosa de la palabra de Yavé enunciada en la Vulgata, y muy devota de su inabarcable y santísima madre.
Y le fue bien durante mucho tiempo, incluso, de nuevo, socialmente, aunque ahora los desayunos no consistían en zumito y tostadas acarameladas con sirope, el pan sopado en leche siempre fue una poderosa fuente de energía para empezar la jornada.
Hete aquí, que la fortuna se coló en la fiesta con una botella de ginebra dispuesta a ser mezclada en el ponche. Con un pequeño cartoncito lisérgico en el doble del calcetín. Y le proporcionó un premio record-millonario de la prestigiosa casa de loterías y apuestas del estado.
Todo estaba de nuevo en su lugar, de donde nunca debió menearse, y el orbe giraba ahora según lo acordado, como el valioso jarrón chino que lleva esperando mil años para romperse en un eventual tropiezo y sigue ahí, esbelto y deslumbrante, viendo pasar a generaciones mal intencionadas pero cuidadosas de no despedazarlo. Había, sin embargo, un pequeño problema que la atormentaba. Asiduamente ronroneaba la dichosa ceniza en la frente, por que parece ser, que es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos, que un camello haga malabares por el ojo de una aguja. La traducción, erosionada por el paso de las lenguas, debería estar equivocada,- meditaba ella-, semejante tontería no tiene ni pies ni cabeza, y mucho menos dicha por “el maestro”. Pero claro, hasta ahora las demás “tonterías erosionadas” la vestían oportunamente como un maniquí de la talla 36, las bienaventuranzas y demás sermones de megáfonos amplificados le habían ido bien en su tranquila vida, poseían el efecto de cuando iba en ocasiones contadas a algún restaurante asiático y siempre pedía el mismo menú, por que ese mismo menú fue el que pidió la primera vez, y ya le iba bien.

--- En el confesionario------

¿Y la caridad? Padre, ¿Qué hacemos con la caridad? Ahora que realmente está en mis manos, ¿Llenamos de lombrices neumáticas la bolsa-pico del pelícano para que regurgite una parte a los pequeños bolsillos de los polluelos?

Padre Pérez-Bueno, ¿Qué debo hacer?

Cómprese una parcela en el infierno.
¿Puedo hacer eso?
¡Claro que puede!, ¡todos tenemos de alguna u otra forma ganada una parcela en el infierno!, espero que la mía, sin ir más lejos, tenga una gran biblioteca y sea una refinada interpretación del suplicio de Sísifo, en la que suba la piedra de la ignorancia por una montaña ingente de libros sin alcanzar nunca la cima del conocimiento.

Que profundo, padre; acepte un pequeño donativo por el consejo, cómprese una sotana nueva y un par de zapatos.
Gracias, hija, Lo celebraré a su salud y encontraré la manera de hacer llegar una parte de tu generosidad a los jornaleros de la vid, esos que pisan pertinazmente la uva en los lagares.
Hágame caso, padre, cómprese una sotana nueva y no se lo gaste todo en vino.

CONFESIONES II




Padre, yo no quiero entender, quiero creer.
-Estas visitas te proporcionarán mucho bien, ya lo verás.
He leído que Dios es el fundamento de todo pensamiento que lo acepte.
Esto me lleva a pensar, que, en teoría, si se acepta la idea de Dios plenamente, no puedo partir de otra categoría de concepto que no sea el de Dios, es decir:
El tipo que dice: “Yo creo en Dios”, éste tiene el problema resuelto, lo encauzó todo, puede no pensar más a partir de ese razonamiento, por que Dios, piensa por él, Dios sufre por él, Dios tiene angustias por él, Dios va a morir por él, por que le va hacer morir prometiéndole un futuro paraíso de bienaventuranzas y goces. Goces espirituales, por supuesto.
Esa es una versión muy manida de una idea de Nietzsche, hija, el anticristo de la filosofía. Ese hombre era el diablo en persona. No deberías leer esa literatura si atraviesas un terreno de dudas. El mismo Nietzsche tiene una frase descomunal; no hay hechos, hay interpretaciones. Así que ¿Dónde está la verdad? Vulgarmente es lo que se conoce como “según el color del cristal con que se mire.” Es relativismo puro y duro enfocado al triunfo de la razón. No me vengas con filosofía, hija, que por ahí babeo.

Sí, pero, hablando de la verdad, luego alguien dijo;”la verdad es una conquista de la voluntad de poder.” Y la iglesia, padre, convendrá usted, acapara mucho poder, como para que su interpretación de los hechos, se convierta en “la verdad”.
Denoto un punto de soberbia en tu planteamiento, te aferras a los extremos, y no es esa una buena actitud. Iglesia somos todos, hija, qué más da lo que dijera uno u otro, si de verdad quieres creer y no entender, ¿qué problema tienes? Estás en un confesionario, realizando el purificador acto de la confesión, ya has dado un primer paso, tómate tu tiempo para sentirte plena en espíritu y bañada por la Gracia Divina. No leas tanto, sigue amparándote bajo el manto de la santa madre y no te traigas como un único souvenir del paraíso a la serpiente. Puedes irte en paz…
Ah, hija, acuérdate de la caridad hacia tus semejantes y de la sotana nueva, esos sentimientos verdaderos también son un primer paso hacia la reconciliación con el Señor. Estamos arreglando, con los escasos medios de los que disponemos, la megafonía para que en las capillas adyacentes se pueda aclamar la palabra de Dios, y tenemos en mente el proyecto de restauración del maltrecho retablo de San Porfirio el anacoreta con pan de oro y un tratamiento costosísimo para la voraz carcoma…


PALABRAS








Han cerrado las contraventanas, corrido las cortinas. Recogido las mesas. Instalado la mantelería, cubiertos y vajilla en el aparador. Han retirado los periódicos y revistas a la hemeroteca. Han apagado luces y velas, dejando una tenue fragancia a sándalo en las estancias.
El aire está lleno de palabras, dispersas, enmarañadas. Solo hay que alargar el brazo y recogerlas con la mano: infamias, amor, dinero, guerra, fútbol, crisis, emociones, crítica, política, cultura, pasiones, poder…
Son las mismas de ayer, las de mañana, son las mismas de siempre, que se quedan al cerrar el casino, pacientes y resignadas, a ser dichas de nuevo al otro día.