SUBJUNTIVO






Había una vez una lengua húmeda y exploradora, y había una vez unos ojos color de uva.
Había una vez un tiempo de siembra y nunca dio tiempo a que hubiera uno de cosecha.
En un tiempo de futuro perfecto, tú hubieres habido y yo hubiere habido, en uno pretérito pluscuamperfecto, tú hubieras habido y yo hubiera habido, siempre en subjuntivo, por supuesto, y decentemente mudados de ropa interior.

Se te aparecerá el diablo y te dará a comer cortezas de cerdo, enroscadas y duras. Disciplinado como es él en sus cosas, las que le importan, tendrá a bien ofrecértelas con un ovillo de enredos y tinglados, y ya no necesitaras hacer gárgaras con licor dental barato para quitarte el mal sabor de boca, ahora la celulosa, eso que ni tú ni yo podemos digerir, pero las vacas sí, hará el mismo trabajo si cabe con más clase.

¡TUUUUUUUUUU, TUUUUUUUUUUUU!

¡POR ORDEN DEL SEÑOR LECTORRRRRRR!

¡SE HACE SABERRRRRRRR!

¡QUE LAS MOZAS Y LOS MOZOSSSSSSS!

¡TENGAN A BIENNNNNNNN!

¡DESPEJAR EL SUBJUNTIIIIIIIIVO!