EARTHLINGS


Gaia, Gaia, tú que eres tan lista... una buena inundación es lo que nos hace falta, una zambullida estilo bomba desde un trampolín acantilado y alto, muy alto, de los fiordos a Malvinas, una reconfortante ducha fría después de un sofoco tan trabajado, y frótate enojada con la manopla ese gel exfoliante que compraste, cansada tal vez de la sosa cáustica, por que aquí, los EARTHLINGS, resulta que no somos buenas rémoras para tanto tiburón.
No digo yo que nos descalcemos las pezuñas, nos armemos con mochos y nos hagamos monjes jainistas, imagen que siempre tengo presente cuando abato una mosca, tampoco agradecería mi estómago que me fuera al extremo veganista o vegano, que parece no ser lo mismo, aunque esas discusiones las dejo para el trago largo de las tardes de casino, ya sabes, el tipo comienza : si defiendes a los animales por qué te acabas de comer un entrecot delicioso que supuraba unas gotitas de sangre cuando atravesaste su costra tostada con el tenedor; Bueno monsieur Verdoux, (película de Chaplin, 1947), parece mentira que de su nihilista boca salgan esas palabras, pero sí, los animales son mis amigos, a pesar de que mis amigos se comen entre si.

Earthlings no deja de ser un documental con escenas duras para la conciencia humana, tan reales como los tiroteos palestinos, los machetazos utus o los apedreamientos nigerianos, los asaltos chechenos o la escrupulosa limpieza serbia, los bombardeos norteamericanos o las ejecuciones en estadios jaleantes de bocas bien emburkadas.
Earthlings es lo que es, y a más de un dentista le he visto métodos peores...




Si os ha picado el gusanillo, os dejo el enlace donde poder ver la película completa:

http://video.google.com/videoplay?docid=7576567901991519153&q=earthlings&total=954&start=0&num=10&so=0&type=search&plindex=0

Y buscando otro punto de vista más optimista os dejo este video para demostrar que somos capaces de lo mejor y de lo peor, auque esta representación a mí me molesta y me importuna más que la anterior y siempre espero en vano que el compañero, de un buen bocado pocilguero en el gemelo del sonriente “domador”.