CERDICAIDO.





Le veo cerdicaído, señor Cochon. ¿Necesita algo más?

- Silencio magmático-

No adivino lo que le ocurre, está hundido.
Pues tienes todo un papelón, ya sabes las instrucciones, tienes que decírselo, es tu mesa, está en tu territorio.
Ni hablar, otro día quizás, pero hoy ni pensarlo. Míralo, lleva horas ahí sentado sin decir nada a nadie, me ha pedido que le deje la botella para no molestarme a cada rato, pero bebe sin ganas. Las únicas palabras que me dirigió fueron para pedirme una cubitera repleta de hielo que aliviara su hígado.

¿Y qué demonios manosea en sus pezuñas?

Tiene entre las manos todo el tiempo un papel muy arrugado. Lo abre, lo cierra, lo cuartea, hace una pelota, se lo traga, lo escupe, lo hace desaparecer como un mago entre los dedos, lo vuelve a mirar, se lo acerca al corazón, lo estruja, y vuelve a beber y a centrar su atención al cacho de papel. A ratos, se queda con la mirada fija en el horizonte del perchero donde cuelga su sombrero, lo señala como recriminándole algo y vuelve a ensimismarse en sus pensamientos.
Pues sí que está raro, sí. Acércale una tapita de coliflor fría, o unas berzas rebozadas a ver si se anima.
Déjalo estar hombre, tiene derecho a estar triste, ya es mayorcito para saber lo que le conviene.
Yo te diré lo que le conviene, pagar su cuenta atrasada si no quiere tenérselas con el jefe.
¡Pero si Don Hugo y el señor Cochon son conocidos desde el tiempo de las cavernas…!
En los negocios no hay amigos, y menos con su historial pagador.

-¡Mozo! ¡Mozo!
A ver qué diablos quiere… ¿Necesita algo, señor?
Necesito una guitarra con afinación abierta para convertirme en Keith Richards, cinco cuerdas, tres notas, dos dedos, un jilipollas, ¡Y ya lo tienes!
-Lo tendré en cuenta, señor.
No me hagas caso, hombre, siéntate con nosotros, bebe algo, el local está vacío, pero antes, por favor, trae un plato de leche fría con canela para mi amigo Asaselo.
¿Para quién?
Para Asaselo, mi amigo Asaselo.
Ahora mismo señor Cochon.

Está delirando, ha pedido bebida para su amigo y no hay nadie más en la mesa.
Suéltale ahora la noticia, no lo notará, está borracho, no le dolerá en exceso.
Me da pena.
Debes hacerlo, recuerda lo que dijo el jefe…



-Me he convertido en una estafa, Asaselo, un benigno tumor. ¿Donde has puesto mi mala leche Asaselo?
-Entre botes de galletas y mermeladas confitadas.
-La culpa es mía por hacerte caso, siempre termino haciéndote caso.
-No me lloriquees como un perdedor, Cochon, hazte las ingles brasileñas y vete a tomar el sol a la casa de la playa, te sentará bien.

…La leche para su amigo como me pidió el señor, me he permitido traerle unas bolitas de anís para acompañar.
Gracias, gracias, siéntese con nosotros, seremos un plural bien avenido.

-silencio incómodo-

¿Su amigo no bebe?, no ha probado la leche
Ya beberá, está observando. Pronto ingeniará alguna treta, es hábil en la guerra de trincheras, ¿verdad Asaselo?
-Por supuesto, las noches con luna se prestan a ello, este pollo acabará bailando de rodillas cuando comience el día, te lo aseguro, veo en él un gran potencial.
-Sabe señor Cochon, Don Hugo dejó un recado para usted, dijo…bueno, ya sabe cómo es él, muy impulsivo a veces, y hoy repasando la contabilidad, pues…
- Me han dado muchas puñaladas estos últimos días, hijo, déjalo para otro día ¿quieres?
El caso es que me dijo que sin falta, en cuanto le viera…
-¡Asaselo, deja de hacer burla al joven por la espalda, ten un poco de civismo, no estamos en un circo!
-permíteme que me ría a carcajadas, sólo estaba comprobando si respiraba por la espalda, este pollo te va a decir que te han retirado la cuenta que llevas sin pagar meses, ya no tienes crédito ni para los amigos, Cochon.

- silencio reflexivo -

¿Sabes, hijo? Como te decía, me han dado muchas puñaladas últimamente, en primer lugar, me he quedado sin trabajo. Me han echado de la compañía. Dicen que lo que sucedió en el homenaje a Miguel Hernández ha echado por tierra la fama del grupo, que esas noticias vuelan por el mundillo cultural, y piensan que, durante un tiempo, lo más prudente es que prescindan de mí. ¡Y tienen razón, qué diablos! Si me dejaran al menos explicar la “performance” erótico-pastoril sobre Perito en Lunas, se darían cuenta que su idolatrado poeta no era más que un pajillero que escribía de lo que sabía, de hacerse pajas reverenciando rodillas descubiertas.
¡Olé! ¡Ja, ja, ja! ¡Muy bien dicho, alguien tenía que decirlo, pero tampoco era para teatralizar en escena el vicio de Onán con una peineta y mantilla en la cabeza!
¿Ves?, Asaselo me comprende por que tiene cultura y conocía bien a Miguel.
-¡Lo hicimos sufrir un poco en vida, sí!
Este capítulo debería explicarlo en un anexo, que así lo llaman ahora.
-¡Deberías, estoy de acuerdo!
Para más desgracia, me ha dejado mi chica, mi musa, por no cuidar adecuadamente de su conejito.
-¡Cierto! ¡Ja, ja, ja!
Esto me duele muchísimo más, desapareció educadamente, y me ha dejado sólo en la bañera, ocioso…con una uña clavada en la espalda.
-¡Cierto también! ¡Ja, ja, ja!
Me gustaba tender su ropa interior…
¡No me digas!, ¡Ja, ja, ja!, ¡Te hacía poner lavadoras, esto tengo que contárselo a Popota!
Cuéntaselo, dile también que me gustaba mordisquear su lóbulo siempre receptivo, y contemplar sus manos ocupadas en mi cuerpo, y ver como su espaldilla se ponía tensa salpicada de luna llena con el vaivén de la marea.
Y me gustaba verla bailar Koop island blues mirándose los pies desnudos, y contemplar, muy cerquita, sus ojos almendrados.

En fin, ya ves, hijo, sólo faltaría que me retiraran la cuenta de este bar, que es como mi hogar de los consuelos.
Ejem… bueno, precisamente…mi jefe, Don Hugo…
No me interrumpas hijo, por que uno quiere pensar que los amigos estarán siempre ahí debajo de las alfombras cuando se les necesita, como las cuatro patas de una silla cuando uno precisa sentarse, y ellos también han desparecido, se han esfumado del mapa desdichado. Sólo un amigo me ha llamado estos días después de lo ocurrido por si me interesaba escribir algún relato erótico en su revista quincenal
¿Y aceptará?
No tengo ahora la libido como para pregonarla, hijo. Ya sabes como acaban todas esas historias… ¡Ahí va el Ebro!, es lo que se espera de ellas. Ya se verá.
-¡ya te digo yo que no!
Asaselo, por favor, deja de importunar y atragántate con las bolitas de anís.
Te aseguro que no escribirás relatos eróticos para subsistir, te tengo preparada una sorpresa para salir del pozo, aunque como siempre, conllevará intereses, tal vez heredes de un familiar.
-Qué decía yo de los amigos… ¡Deja de un lado los desagradables condicionales!
Recuerda de donde vengo, Cochon, soy Asaselo, no Santa Claus.

-Pero usted ha escrito fenomenales textos para teatro, yo no soy un entendido en la materia, pero algunos, me gustaron mucho en su momento, eran frescos y…como se dice…transgresores.

¡Pequeñeces que yo las ornamentaba con sensualidad!, sin embargo, la mayoría, se quedaron en artificios frívolos y superficiales.

No soy nadie ni estoy capacitado para dar lecciones de nada, tómalas, hijo, de algún ganador. Si quieres hacerte rico, no hagas caso de un analista financiero, fíate de quien calce unos Berluti. Si quieres triunfar en el amor, no hagas caso a las memeces que haya aprendido por mi parte, busca a la mujer con quien mejor discutas o pelees, esa es con quien deberás morir a su lado. Aunque, si quieres conservar la cordura, deberías vivir eternamente contigo mismo, sólo, como una única hoja perenne de un pino plantado exclusivamente para ti, para tu lucimiento. Y en eso, hijo, sólo mi amigo Asaselo puede ayudarte.
-¡Así se habla, qué demonios! ¡Haciendo patria! ¡Nunca viene mal un adiestrado soldado para la causa!

-Pero yo no tengo quejas de esta vida, ni usted, señor, debería tenerlas, “Yo soy feliz”

Bebe, muchacho, bebe, terminarás escuchando las sirenas. Vienen cabalgando escobas, sometidas, embadurnadas en cremas que hacen invisibles su desnudez, y sin embargo, tendrás el privilegio de verlas, observarlas, manosearlas… toma, en este trozo de papel está la clave, la contraseña, me marcho, ¿Dónde he dejado mi sombrero?, tengo que marcharme, Asaselo se ocupará de la cuenta.
-¿Su amigo, verdad?
El nuestro, hijo, el nuestro.



¡Pero cómo! ¿No le has dicho nada? ¿Se ha ido sin pagar?
Sólo me ha dado este papel arrugado.
¿Y qué dice?, ¿Qué es lo que está escrito?
Tonterías sin importancia, no merece la pena comentarlo, estaba borracho, muy borracho, acércame el ron, vete a dormir, ya cierro yo.
Como quieras, pero no empines mucho el codo, mañana irremediablemente vuelve a amanecer.
Si, este papel también lo anuncia, volverá a amanecer…
Déjame verlo
Son estupideces, bobadas de borracho, no me hagas caso, ¿todavía queda leche fría con canela en la cámara?
Si
Bien… bien…vete a descansar, nos vemos mañana, y no te preocupes por la cuenta del señor Cochon, tiene amigos muy influyentes, alguien la pagará, estoy seguro.
Pues sí que ha caído en suerte el cerdo.
Ni te figuras cuanta tiene acumulada en el lomo, chico, ni te lo imaginas…








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