CLOWN II

No es la primera vez que mi fracaso como contador de chistes se hace patente. Ya una vez, participando en una tertulia que derivó en temas científicos de profano fundamento, dicho sea de paso, se lapidaban unos a otros aportando con vehemencia datos científicos, mas bien sentencias, al estilo de: La tierra rota a una velocidad de mil seiscientos Km/h y se desplaza a través del espacio a la increíble velocidad de ciento siete mil Km/h., y luego queremos que este mundo no viva atropellado. O: La luz tarda ocho minutos y diecisiete segundos en viajar desde el Sol hasta la superficie terrestre, así que, siempre amanece tarde. O: A lo largo de todo un día, caen sobre la tierra casi dos mil rayos a causa de las tormentas eléctricas. Los rayos se mueven a un tercio de la velocidad de la luz...
¡Como si aportando alguna de estas reseñas esclareciera en algo el sentido de estar aquella tarde en el casino tomando un refrigerio bautizado con agua mineral! Se me ocurrió aportar mi sapiencia popular apostillando un testimonio demostrado: reconocerán ustedes, señores, que la diarrea es más rápida que el rayo y la luz, porque anoche fui al excusado tan rápido como un rayo, y cuando encendí la luz, fue demasiado tarde, ya me había aliviado.

Hubo un silencio seguido de miradas acusadoras, que no unas risas, pero mi amigo Pérez-Bueno, se remangó el hábito, desabrochó la correa del pantalón y empezó a blandir el cuero por mi espalda por todo el salón como un jinete perseguido por el mismísimo diablo. Mientras, los demás contertulios lo coreaban y animaban a mostrar su famoso juego de piernas del que hacía alarde en sus múltiples combates de juventud, que quien tuvo, retuvo.
Una jocosa ocurrencia que todos tomamos a chanza, gracias a Dios.