ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA.


........tan bonito como un haiku de Carminera escrito en valenciano, tan delicioso como una milhoja de crema de la confitería Santa Teresa, colosal como Disraeli Gears, chaillot caliente disfrazado de lengua cortando mantequilla, así disfruté el primer beso que me hizo espolsar las alfombras.

Creíamos que cada cual era su media naranja, y a muy temprana edad nos escondíamos en los edificios en obras para jugar a la mamá y el papá, al médico y la enfermera, a la puta y el soldado.
Percibíamos la apatía recíproca en las personas que envejecen juntas, comprendimos que el agua sigue siempre un cauce natural modelado por miles de años de fricción, lo supimos cuando únicamente nos soportábamos en la hilada del concertado tiempo y tuvimos el valor de exprimirnos sin resentimiento. Y nuestros ensueños los convertimos en un ganso al cual han clavado sus patas en una tabla y que dejan morir en un gran fuego, a fin de que su hígado aumente.

Y luego apareciste tú, aglutinando células para la causa, con tu falta de vascularización adecuada, con tu inestabilidad cromosómica, con tus metástasis continuas, ¡farsante que tapas tus vergüenzas con una hoja de parra! La engulliste sin la piedad que proclamas y me arrojaste a un precipicio sin eco, vacío.